Pierre Brassau: el chimpancé que engañó a la crítica

Todos conocemos el arte abstracto, ¿verdad? Aquellos cuadros que nos dicen que valen millones, a pesar de que cualquiera de nosotros podría dibujar exactamente lo mismo… Eso pensó también un periodista sueco llamado Åke «Dacke» Axelsson que, en 1964, decidió tender una trampa a los críticos artísticos de la época junto con su amigo Pierre Brassau.

Cuadro típico del arte abstracto
Un cuadro abstracto cualquiera. Bonito, ¿eh?

Para ello visitó el zoo más cercano y le dio a un chimpancé llamado Peter los materiales necesarios para poder empezar su carrera artística. Al principio Peter se comía las pinturas (sus favoritas eran las de color azul) pero después aprendió (o decidió) a usarlas para fines más creativos.

Poniendo a prueba a la crítica

Después de que Peter, el chimpancé pintor, pintase unos cuantos cuadros, Åke «Dacke» Axelsson escogió cuatro y los presentó a la feria de arte de Gotemburgo bajo el nombre artístico de Pierre Brassau. La trampa ya estaba tendida, ahora faltaban las presas.

Foto de "Pierre Brassau"
Foto de Peter, quiero decir, Pierre Brassau.

Curiosamente, los cuadros de Pierre Brassau, se convirtieron en el centro de atención de toda la exhibición. A los críticos les habían encantado sus obras, incluso uno de ellos llegó a decir:

«Brassau pinta con impactantes pinceladas, pero también con una clara determinación. Sus pinceladas se mezclan con furiosa meticulosidad. Pierre es un artista que trabaja con el tacto de una bailarina de ballet.»

Solo uno de los críticos se dio cuenta de que semejantes cuadros solo podían ser obra de un primate. Aunque no sabemos si lo sabía de verdad o solo lo dijo por ir en contra de los demás.

Tras ver la popularidad de la que gozaban los cuadros, Åke finalmente reveló el engaño, aunque eso solo consiguió que los críticos se interesasen aún más en las obras. 

"Sin título", obra de Pierre Brassau
«Sin título», una de las obras de Pierre Brassau

¿Qué fue de las obras de Pierre Brassau?

La historia no es muy conocida, y por ello los cuadros tampoco, así que aparte de un cuadro que se vendió en la propia exhibición de arte de Gotemburgo (por 90 dólares de la época) no he podido encontrar información al respecto. Lo más probable es que se hayan perdido o que se los haya quedado el periodista sueco Åke «Dacke» Axelsson. Una lástima, igual hoy en día valdrían miles o millones.

En cualquier caso, es gracioso ver los límites ridículos a los que puede llegar el hombre.

 

¡Qué Curioso!


Fuentes

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